BACARES-SERÓN-EL HIJATE (o “Roñijate”)
Después de la tortuosa sobremesa del día anterior (De Sorbas a Uleila), y tras el palizón que llevábamos hasta ese momento, más lo que nos quedaba por delante para terminar, decidí dejar de tonterías y hacer una comida, refrescante y poco cargada de proteína y carbohidratos, así que de primero Gazpacho, de segundo Ensalada y de postre Melón con Jamón, todo ello bien regada con una buena jarra de agua fría y postrer café solo con hielo.
Por su parte mis
“parteners”, se hincaron cada uno un gazpacho y de segundo unos filetes de secreto de ibérico a la brasa con pimientos y patatas cada uno, y melón con jamón y tartas, cafeles y la Biblia en pasta
Después de tan suculenta “cuesta”, estaba el cuerpo que pedía una siesta que “no se le saltaba un gitano” , y como dice el Ñapas, “antes volcar que atrancar”, quisimos hacerle a dueños del local un 3x4, para que nos dejara pegar una cabezada en la planta que tenía en el sótano, que sin aire acondicionado se estaba a 22 ó 24º, pero el tío Genares no tragó, y nos dijo que nos alquilaba habitaciones, pero quien quiere habitaciones, habiendo suelo bien hermoso. Total que después de estirar la sobremesa dentro del local todo lo que pudimos, al final terminamos por acomodarnos en el exterior del bar, que si bien hacía calor, corría una buena brisa que ayudaba a mitigarlo, así que nos apalancamos en una sillas de plástico con las piernas estiradas los zapato quitados y los “quesos oreándose al aire”, esperando que bajara un poco el impenitente sol que nos castigaba sin piedad.
Habíamos planeado salir sobre las 18:00 horas, pero a las 17:15, estábamos hasta la rabadilla de estar sentados, el cuerpo se había repuesto del castigo, gracias a los “nutrientes” ingeridos, y ya no hacía ese sofocante calor, así que decidimos levantar el campamento, y salir dando pedales. Los 2´5 kilómetros iniciales son de una subida por asfalto a una media del 7% hasta que lleguemos a tomar la pista forestal que nos debe conducir cresteando por la sierra hasta Serón.
Empecé picando fuerte y me fue bien hasta llegar al primer kilómetro donde estaba el Ñapas esperándonos como unos 5 minutos a la sombra. Reagrupamiento y nueva tirada para arriba, el asfalto echa fuego, la cuesta nos deja un solo respiro, hasta el punto que me tengo que poner a hacer “eses” para rebajar un poco el desnivel, por fin y tras un agónico pedalear llegamos a la pista que debemos tomar para llegar a nuestro destino. Nos salva la frondosidad de los pinares y la altura del pico de la montaña, que nos quita el sol que nos caída de plano. La temperatura ambiente baja varios grados, lo que nos ayuda a llevar un buen ritmo.
Pregunto a los expertos
“rutometristas” que qué es lo que nos espera, y me responden, que lo difícil ya está hecho que ahora es solo
“metes-sacas” ligeros. Mi repuesta fue otra pregunta, ¿qué si habían más "metes" (hierros) que "sacas" (bajadas)?, Respuesta, - más de los primeros- Exclamación
¡Sus muertos¡.
Entre
“metes y sacas” fuimos dando pedales bordeando la montaña, encontrando para nuestro regocijo 2 fuentes de agua con su balsa para abreve de los animales, que permitieron meter nuestras calenturientas cabezas en sus frescas aguas.
Después de varios kilómetros, aparece frente a nosotros el “camping” con una piscina de agua natural cercada, y ¡oh sorpresa¡ Pepegar dice “Y ahora todo cuesta abajo hasta Serón”, Mi ojos se salían de las órbitas, el culo me hacía filigrana, y casi me muero de un orgasmo imaginario de no tener que dar pedales.
¡A tumba abierta tó para abajo¡, Son mis 100 Kilos en neto los que me transportan, los que mueven la máquina gracias a la fuerza de la gravedad, no tengo que hacer fuerz, no tengo que controlar la respiración, bajo la tija hidráulica, y me regodeo de todo.
De pronto a unos 50 metros delante de mi, veo saltar un bulto, y a continuación una polvarea tremenda al tiempo que Pakito hace malabarismos para nos seguir la misma suerte. Julito Zankas, se ha comprado media urbanización. Nos pegamos un susto mayúsculo, puesto que inicialmente está tendido en el suelo casi inmóvil, Acojone del 15. Nos tiramos rápido a auxiliarle, está todo aporreado y se queja del hombro, que dice que lo tiene roto, el casco está partido pero la cabeza está entera. Desde luego de momento podemos decir dentro de lo aparatoso de la caída que ha sido una suerte. Lo incorporamos dentro de las quejas de dolor generalizadas. Se sigue quejando del hombro. Las primeras inspecciones indican magulladuras varias, le digo que trate de mover el hombro en movimientos circulares, lo que hace con normalidad si bien algo de queja. Alivio de los presentes, puesto que lo que peor nos temíamos era una fractura del supraespinoso o de clavícula, que nos habría obligado a solicitar una evacuación por medio del 112, puesto que con ese tipo de lesiones resulta imposible subir a una bici aunque sea a 5 km/h y conducirla.
Primeras curas de emergencia, chorros de agua limpiando heridas, y como si nada pero esta vez con más precaución retomamos nuestra larguísima bajada hasta Serón, donde vamos directos hacia el centro de salud para que atienda a Julio.
Después de la llegada a Serón, y a su centro médico, quedamos a expensas de a ver qué hacíamos, si continuar hasta el final en EL Hijate, o cortar allí mismo.
Después de unos 20 minutos, y una vez atendido por los servicios médicos, y por nuestro Chicho, (hombre apoyo), decidimos reemprender la marcha hasta el Hijate.
13 kilómetros nos separan de Serón, primero por carretera asfaltada, y luego por una pista de ramblera en ascenso, vamos cepillándonos los kilómetros que nos faltan, D e repente Pakito, se descuelga, el Tío del Mazo, se le ha subido a la chepa, parada a recuperar y continuamos como podemos, después de varios desvios de rambla ascendente (2%), el rutómetros dice que tiene que haber un puente a 400 metros. Ppegar dice que como no esté el puente que tira la bici allí mismo.
Mala suerte para Ppegar, el puente está, luego nos faltan 2 km, para terminar esta épica y accidentada etapa. Después de rodar subiendo por asfalto unos 500 metros, el Hijate está delante de nosotros. Debemos cruzar el poblado puesto que al final del mismo está el Hostal Los Marinos, punto y final de la etapa.
Hemos llegado rotos por el cansancio, pero con un par de cojones y un hostión de campeonato y una baja en el grupo lo hemos conseguido.