Luis, Luis, ¿ cómo permites que te hagan esas cosas ?
A ver si va a ser que la acumulación de trienios comienza a pasar factura...
De todas formas, solo te perdiste una más que lamentable situación que contradice el famoso "espíritu de la cabra".
Sí, sí, ese que dice que no se deja a nadie tirado, en plan "todos para uno y uno para todos".
Resulta que ante el duelo al sol que planteaba Rubén al dorsal 206, misteriosamente la bici de Rubén apareció saboteada sin explicación alguna, obligando a aplicar toda nuestra sapiencia de mecánicos al asunto, aunque con resultado infructuoso (y eso que hasta el inútil de Aluking consiguió desmontarle por dos veces la cadena).
Total, que Rubén quedó en el parking de La Alcayna más abandonado que un abuelo en una gasolinera.
Y una vez ya en ruta, sufrimos otras dos medio bajas, una a cargo de Víctor (Campeón de la cabra en Pliego, a quien el esfuerzo de la subida al castillo y la antena ha pasado factura en forma de aviso del ligamento lateral externo) y la otra por la bici del eléctrico Willman, a cuyos ejes de las ruedas se ve que no le sientan bien los calambres.
En resumen, tuve que ver cómo uno se manoseaba la rodilla con cremita y el otro se ponía mirando a Antequera en la zona más sexy del Coto, mientras Diegorro y yo nos mirábamos horrorizados y vigilábamos la retaguardia.
Total, que no pudimos completar la ruta.
Al final era solo una salida para medio hombres...
A ver si va a ser que la acumulación de trienios comienza a pasar factura...
De todas formas, solo te perdiste una más que lamentable situación que contradice el famoso "espíritu de la cabra".
Sí, sí, ese que dice que no se deja a nadie tirado, en plan "todos para uno y uno para todos".
Resulta que ante el duelo al sol que planteaba Rubén al dorsal 206, misteriosamente la bici de Rubén apareció saboteada sin explicación alguna, obligando a aplicar toda nuestra sapiencia de mecánicos al asunto, aunque con resultado infructuoso (y eso que hasta el inútil de Aluking consiguió desmontarle por dos veces la cadena).
Total, que Rubén quedó en el parking de La Alcayna más abandonado que un abuelo en una gasolinera.
Y una vez ya en ruta, sufrimos otras dos medio bajas, una a cargo de Víctor (Campeón de la cabra en Pliego, a quien el esfuerzo de la subida al castillo y la antena ha pasado factura en forma de aviso del ligamento lateral externo) y la otra por la bici del eléctrico Willman, a cuyos ejes de las ruedas se ve que no le sientan bien los calambres.
En resumen, tuve que ver cómo uno se manoseaba la rodilla con cremita y el otro se ponía mirando a Antequera en la zona más sexy del Coto, mientras Diegorro y yo nos mirábamos horrorizados y vigilábamos la retaguardia.
Total, que no pudimos completar la ruta.
Al final era solo una salida para medio hombres...
Algunos sienten la lluvia. Otros simplemente se mojan.