Bienvenidos a tós y felicidades por afrontar el reto de la IRONGOAT.
Cuando Quiyo estaba subido en su tejado destilando veneno y pergeñando la maldad con la que nos iba a diplomar, seguro que no imaginaba que en lugar de echar pestes, los acólitos estarían ansiosos por seguir recibiendo correazos año tras año.
Es una experiencia que vale la pena por muchos motivos:
La compañía, los parajes, el transcurrir de las horas, la superación personal, el compañerismo, aprender a resucitar una y otra vez, darte cuenta que además de las paticas, el corazón y la mente pueden vencer cualquier obstáculo, aprender cómo alimentarte en una etapa marathón de verdad, inaugurar una nueva era en la que pasar de 130 km. y 3.500 m. de desnivel es posible, preparándote para subir otro escalón...
Así que ahora a entrenar fondo y luego desnivel, sin olvidaros de experimentar con la alimentación para encontrar el punto óptimo y no petar en la IRONGOAT por creer que ese día con comerte el plátano y/o la barrita de las salidas de 3 horas es suficiente.
Algunos sienten la lluvia. Otros simplemente se mojan.