Ya estamos en Elizondo.
Un fin de etapa infernal, no tengo datos, pero imaginad unos últimos 12 km. Donde haya que subir a la bola de la pila por tierra, terreno roto y porcentajes hasta el 25%, y una vez arriba, seguir subiendo y bajando rampones.
Y la bajada anterior, de Roncesvalles, totalmente increíble, por grandes desniveles de terreno muy suelto (en algunas curvas como 25 cm. De cascajo que no sujetará la bici, Sino que Lo escupía.
Y antes atravesando hayedos mágicos que filtran la luz de forma fantasmagórica (la selva de Irati).
Aquí estamos, con las máquinas muy castigadas y quejumbrosas, y los cuerpos resignados al castigo. Os suena la expresión "ni siente ni padece"?
Pues eso.
Nadie perjura en Lo más difícil, hemos afrontado este reto y asumimos el esfuerzo.
Es comenzar cada jornada y conectar "el modo lobotomía", para hacer Lo que toque y ya está.
Es raro, ya Lo tenemos en el bote, pero nadie da saltos de alegría.
Tal vez ocurra estâ noche.
Todo Lo más, hoy creí ver más abrazos y felicitaciones entre los participantes (nick puedo decir desconocidos, pero me refiero a los de otros equipos).
No son competidores como en una marcha, se crea un vínculo especial.
Muchos de los que han llegado a meta ahora duermen en el pabellón y a otros les dan masaje. Nosotros vamos de paseo al pueblo.
Algunos sienten la lluvia. Otros simplemente se mojan.