Pues eso, que ya estamos de nuevo en las andadas. Los fans de la Irongoat (no sé si son dos o tres..) han insistido en volver a destrozarse el periné por esos caminos, así que les daremos lo suyo.
Este año salimos de la Garapacha, para llegar a Ricote muuuuchas horas después, tras incontables revueltas por la mitad de las sierras de Murcia, haciendo un total de 135 kms. y 4.000 m. de desnivel. Track de gps y libro de ruta en papel:
TRACK IRONGOAT TWO
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2709844
ROADBOOK IRONGOAT TWO
https://docs.google.com/open?id=0B59jOB ... 3BONzJKZFk
Para abrir boca, el perfil:
Os dejo el logo de este año (el que llevarán las camisetas de los sufridos "finisher" que acaben la ruta), y la crónica que nos publicó la revista "PLANETA MTB" en el número 30. Además algunas de las mejores fotos del año pasado. Y dentro de unas semanas, más información. De momento ya sabéis lo que hay que hacer: entrenar, entrenar, entrenar.. y luego.... entrenar mucho más si quieres hacerte merecedor de los escapularios sagrados de la Irongoat Two.
CRÓNICA DE LA I IRONGOAT
EL NACIMIENTO DE UNA CLÁSICA
Todo germinó en un tejado, tras el intrascendente arreglo de una antena de televisión. Aprovechando la altura, alguien se sentó en ese improvisado mirador y su vista se fue sobre varias sierras, aparentemente cercanas, y le vino a la cabeza la maravillosa reflexión que hizo George Mallory cuando le interrogaron sobre su obsesión de subir montañas: porque están ahí, contestó. En ese momento nació la Irongoat.
La región de Murcia goza de una orografía caprichosa, que sorprende por su abigarrada mezcla de ecosistemas: áridos desiertos salpicados de frescos oasis, profundas ramblas, costas desconocidas y, especialmente, unas magníficas montañas, paraíso para el amante del MTB. La cordillera subbética nos ha dejado a su paso por la península notables relieves, cuatro de los cuales caracterizan nuestra ruta: las Sierras de la Pila, Ascoy, del Oro y de Ricote, espacios naturales protegidos por diferentes PORN (Plan de Ordenación de Recursos Naturales), ZEPA (zona de especial protección para las aves) y LIC (Lugar de Interés Comunitario).
El primer sábado de abril, antes del amanecer, 27 bikers iniciaban la que habría de convertirse en una de las rutas de MTB más exigentes del sur de España, tanto por su longitud como por el altísimo desnivel que se supera en una sólo jornada.
PRIMEROS DESAFÍOS: LA BOLA Y LOS MOLINOS
A las 7 de la mañana, desde el Refugio Cabezo de Turra –Sierra de la Pila-, una procesión de pequeños focos en movimiento se encaminaba hacia la primera gran cota del día, a tan sólo 4 km. de la salida: la subida a la Bola. Esta mítica cumbre pasa por ser uno de los puertos más duros con los que se puede enfrentar un ciclista de montaña en la Región de Murcia: sus 3,350 km. de subida encierran rampas del 22 % que, por si solas, son un objetivo en sí mismo para muchos bikers. En la cumbre nos sorprende un típico amanecer de primavera levantino y uno de los mejores regalos del día: un miembro del club nos espera con el coche cargado de chocolate y churros para todos. Apenas habíamos empezado, y el “Espíritu de la Cabra” nos agasajaba con su presencia.
Desde esta primera cumbre, Antonio Ruiz “Quiyo” (creador de la ruta), reparte el primer testigo-tarjeta de nuestro recorrido: el llamado “escapulario Irongoat”; nos describe paso a paso lo que nos espera, señalando a vista de pájaro todo el recorrido que ahora se nos ofrece radiante a las primeras luces del alba; frente a nosotros se alzan desafiantes tres nuevos colosos: los picos de Los Molinos, el Portazgo y Los Almeces.
Una vez claros los objetivos del día, disfrutamos de un descenso vertiginoso y sin perder tiempo atravesamos la Sierra de la Pila de este a oeste, salvando de camino la pequeña elevación del pico Caramucel.
Entre esta primera sierra y la próxima, la engañosa elevación de Ascoy, hemos de cruzar un pequeño valle, recorrido por la antigua Cañada Real de la Mancha, aún hoy en uso. Tras rodar por la rambla del Moro, encaramos esta segunda cima rodeándola por su cara norte; la sierra de Ascoy, solitaria y apenas desafiante en su pequeña superficie, esconde una subida “de las que se pegan”. En su cumbre se alinean una decena de molinos eólicos, a los que se accede por una pista de 3 kms., rota en buena parte de su trayecto. Los sufridores de esta primera Irongoat afrontan sus rampas con las energías aún muy conservadas, estirando el grupo sobre esta sierra pelada, casi carente de vegetación. En la cumbre, otro voluntario del club Rutas MTB Murcia nos espera con un avituallamiento líquido y el segundo “escapulario” que testifica nuestro paso por ella. En la bajada nos desviamos hacia la cara sur, dejando a nuestro paso el Barranco de los Grajos y un famoso conjunto de pinturas rupestres. Se trata de un descenso “delicado” sobre una abandonada pista similar a una calzada romana, que pone a prueba nuestras amortiguaciones y coordinación sobre las monturas, dejándonos a las puertas de Cieza, única población por la que pasaremos en nuestro periplo subbético. En este bonito pueblo, heredero de una rica tradición musulmana, nos espera un surtidísimo avituallamiento a la orilla del río Segura; agua, isotónicos, sándwiches, huevos cocidos, patatas asadas, barritas, queso, frutos secos, plátanos.., que recargan nuestros depósitos para varias horas, a la espera de la segunda parte de la etapa, que duplica la dureza de lo hecho hasta ahora. Hemos completado ½ de la ruta: 61kms.
LOS GIGANTES DE LA IRONGOAT: EL PORTAZGO Y LOS ALMECES
Tras un breve descanso, reanudamos la ruta por el paseo ribereño, que nos conduce en un cinco minutos a la conocida senda zig-zag, puerta de acceso de la antigua ciudad hispanomusulmana de Medina-Siyasa (siglo XII). Esta sinuosa y divertida subida, nos lleva a los pies del cerro de la Atalaya y la Ermita del Buen Suceso. Desde aquí, tras un largo puerto de 9 kms. de ascenso ininterrumpido, alcanzaremos la “falsa” cumbre del Portazgo. Si queremos completar su escalada, más allá del collado cimero, tendremos que trepar por sus últimas y terribles rampas: 1,5 km. de un técnico sendero que nos llevará hasta su vértice geodésico, mirador natural hacia el norte de la provincia y guardián del tercer escapulario del día. En la bajada somos sorprendidos de nuevo por tres socios del club, que no cesan en su empeño de convertir esta ruta en una auténtica fiesta: han preparado un refrigerio ¡a base de pulpo a la gallega con cerveza fresca!.
Nuevamente recuperados por este heterodoxo avituallamiento, rodeamos a media altura por la Sierra del Oro; una de las muchas leyendas de origen islámico que enriquecen nuestra historia local, cuenta que los últimos musulmanes de la península – atrincherados en el valle de Ricote 100 años después de la expulsión- ocultaron sus riquezas en una cueva de esta sierra antes de exiliarse al norte de África, dando nombre a la misma. Para nosotros, el tesoro está en sus cumbres, sus paisajes y, por fin, en una interminable bajada que nos conduce a la asombrosa rambla de Benito, intersección con el último gran coloso del día. Este cauce aluvial canaliza en épocas de crecida ingentes caudales, prueba de lo cual son sus cárcavas y paredes comidas por el agua durante miles de años.
Tras rodar por su fresco cauce durante 3 kms, encontramos el que habrá de convertirse en el mayor desafío de esta larga jornada ciclista: la subida a Los Almeces, en la Sierra de Ricote. Con 94 kms. acumulados en los pedales, viene a nuestro encuentro una sucesión interminable de retos técnicos y físicos: la senda de los “Perros Rabiosos” (o de los Forestales), la “senda de la Madera”… todas ellas maravillosos exponentes de la arquitectura morisca de mampostería, que dibujó milenarios caminos colgados de barrancos que desafían la lógica. Aquí se vuelca sobre nosotros el peso de muchas horas de bicicleta, castigándonos con una interminable subida que habría de salvar 1.000 m. de desnivel en tan solo 11 kms. Pese a todo, acariciamos la posibilidad de culminar el proyecto, y esto nos espolea hacia la cumbre, donde nos esperan nuevos compañeros de Rutas MTB Murcia, jaleándonos como a auténticos héroes tras 12 largas horas, y más de 50.000 revoluciones en nuestros pedales.
Desde aquí, 12 kms. más de una tremenda bajada, nos llevó al precioso pueblo serrano de Ricote, meta de la ruta. La Irongoat, un sueño gestado en las alturas, se había hecho realidad.
Este año salimos de la Garapacha, para llegar a Ricote muuuuchas horas después, tras incontables revueltas por la mitad de las sierras de Murcia, haciendo un total de 135 kms. y 4.000 m. de desnivel. Track de gps y libro de ruta en papel:
TRACK IRONGOAT TWO
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2709844
ROADBOOK IRONGOAT TWO
https://docs.google.com/open?id=0B59jOB ... 3BONzJKZFk
Para abrir boca, el perfil:
Os dejo el logo de este año (el que llevarán las camisetas de los sufridos "finisher" que acaben la ruta), y la crónica que nos publicó la revista "PLANETA MTB" en el número 30. Además algunas de las mejores fotos del año pasado. Y dentro de unas semanas, más información. De momento ya sabéis lo que hay que hacer: entrenar, entrenar, entrenar.. y luego.... entrenar mucho más si quieres hacerte merecedor de los escapularios sagrados de la Irongoat Two.
CRÓNICA DE LA I IRONGOAT
EL NACIMIENTO DE UNA CLÁSICA
Todo germinó en un tejado, tras el intrascendente arreglo de una antena de televisión. Aprovechando la altura, alguien se sentó en ese improvisado mirador y su vista se fue sobre varias sierras, aparentemente cercanas, y le vino a la cabeza la maravillosa reflexión que hizo George Mallory cuando le interrogaron sobre su obsesión de subir montañas: porque están ahí, contestó. En ese momento nació la Irongoat.
La región de Murcia goza de una orografía caprichosa, que sorprende por su abigarrada mezcla de ecosistemas: áridos desiertos salpicados de frescos oasis, profundas ramblas, costas desconocidas y, especialmente, unas magníficas montañas, paraíso para el amante del MTB. La cordillera subbética nos ha dejado a su paso por la península notables relieves, cuatro de los cuales caracterizan nuestra ruta: las Sierras de la Pila, Ascoy, del Oro y de Ricote, espacios naturales protegidos por diferentes PORN (Plan de Ordenación de Recursos Naturales), ZEPA (zona de especial protección para las aves) y LIC (Lugar de Interés Comunitario).
El primer sábado de abril, antes del amanecer, 27 bikers iniciaban la que habría de convertirse en una de las rutas de MTB más exigentes del sur de España, tanto por su longitud como por el altísimo desnivel que se supera en una sólo jornada.
PRIMEROS DESAFÍOS: LA BOLA Y LOS MOLINOS
A las 7 de la mañana, desde el Refugio Cabezo de Turra –Sierra de la Pila-, una procesión de pequeños focos en movimiento se encaminaba hacia la primera gran cota del día, a tan sólo 4 km. de la salida: la subida a la Bola. Esta mítica cumbre pasa por ser uno de los puertos más duros con los que se puede enfrentar un ciclista de montaña en la Región de Murcia: sus 3,350 km. de subida encierran rampas del 22 % que, por si solas, son un objetivo en sí mismo para muchos bikers. En la cumbre nos sorprende un típico amanecer de primavera levantino y uno de los mejores regalos del día: un miembro del club nos espera con el coche cargado de chocolate y churros para todos. Apenas habíamos empezado, y el “Espíritu de la Cabra” nos agasajaba con su presencia.
Desde esta primera cumbre, Antonio Ruiz “Quiyo” (creador de la ruta), reparte el primer testigo-tarjeta de nuestro recorrido: el llamado “escapulario Irongoat”; nos describe paso a paso lo que nos espera, señalando a vista de pájaro todo el recorrido que ahora se nos ofrece radiante a las primeras luces del alba; frente a nosotros se alzan desafiantes tres nuevos colosos: los picos de Los Molinos, el Portazgo y Los Almeces.
Una vez claros los objetivos del día, disfrutamos de un descenso vertiginoso y sin perder tiempo atravesamos la Sierra de la Pila de este a oeste, salvando de camino la pequeña elevación del pico Caramucel.
Entre esta primera sierra y la próxima, la engañosa elevación de Ascoy, hemos de cruzar un pequeño valle, recorrido por la antigua Cañada Real de la Mancha, aún hoy en uso. Tras rodar por la rambla del Moro, encaramos esta segunda cima rodeándola por su cara norte; la sierra de Ascoy, solitaria y apenas desafiante en su pequeña superficie, esconde una subida “de las que se pegan”. En su cumbre se alinean una decena de molinos eólicos, a los que se accede por una pista de 3 kms., rota en buena parte de su trayecto. Los sufridores de esta primera Irongoat afrontan sus rampas con las energías aún muy conservadas, estirando el grupo sobre esta sierra pelada, casi carente de vegetación. En la cumbre, otro voluntario del club Rutas MTB Murcia nos espera con un avituallamiento líquido y el segundo “escapulario” que testifica nuestro paso por ella. En la bajada nos desviamos hacia la cara sur, dejando a nuestro paso el Barranco de los Grajos y un famoso conjunto de pinturas rupestres. Se trata de un descenso “delicado” sobre una abandonada pista similar a una calzada romana, que pone a prueba nuestras amortiguaciones y coordinación sobre las monturas, dejándonos a las puertas de Cieza, única población por la que pasaremos en nuestro periplo subbético. En este bonito pueblo, heredero de una rica tradición musulmana, nos espera un surtidísimo avituallamiento a la orilla del río Segura; agua, isotónicos, sándwiches, huevos cocidos, patatas asadas, barritas, queso, frutos secos, plátanos.., que recargan nuestros depósitos para varias horas, a la espera de la segunda parte de la etapa, que duplica la dureza de lo hecho hasta ahora. Hemos completado ½ de la ruta: 61kms.
LOS GIGANTES DE LA IRONGOAT: EL PORTAZGO Y LOS ALMECES
Tras un breve descanso, reanudamos la ruta por el paseo ribereño, que nos conduce en un cinco minutos a la conocida senda zig-zag, puerta de acceso de la antigua ciudad hispanomusulmana de Medina-Siyasa (siglo XII). Esta sinuosa y divertida subida, nos lleva a los pies del cerro de la Atalaya y la Ermita del Buen Suceso. Desde aquí, tras un largo puerto de 9 kms. de ascenso ininterrumpido, alcanzaremos la “falsa” cumbre del Portazgo. Si queremos completar su escalada, más allá del collado cimero, tendremos que trepar por sus últimas y terribles rampas: 1,5 km. de un técnico sendero que nos llevará hasta su vértice geodésico, mirador natural hacia el norte de la provincia y guardián del tercer escapulario del día. En la bajada somos sorprendidos de nuevo por tres socios del club, que no cesan en su empeño de convertir esta ruta en una auténtica fiesta: han preparado un refrigerio ¡a base de pulpo a la gallega con cerveza fresca!.
Nuevamente recuperados por este heterodoxo avituallamiento, rodeamos a media altura por la Sierra del Oro; una de las muchas leyendas de origen islámico que enriquecen nuestra historia local, cuenta que los últimos musulmanes de la península – atrincherados en el valle de Ricote 100 años después de la expulsión- ocultaron sus riquezas en una cueva de esta sierra antes de exiliarse al norte de África, dando nombre a la misma. Para nosotros, el tesoro está en sus cumbres, sus paisajes y, por fin, en una interminable bajada que nos conduce a la asombrosa rambla de Benito, intersección con el último gran coloso del día. Este cauce aluvial canaliza en épocas de crecida ingentes caudales, prueba de lo cual son sus cárcavas y paredes comidas por el agua durante miles de años.
Tras rodar por su fresco cauce durante 3 kms, encontramos el que habrá de convertirse en el mayor desafío de esta larga jornada ciclista: la subida a Los Almeces, en la Sierra de Ricote. Con 94 kms. acumulados en los pedales, viene a nuestro encuentro una sucesión interminable de retos técnicos y físicos: la senda de los “Perros Rabiosos” (o de los Forestales), la “senda de la Madera”… todas ellas maravillosos exponentes de la arquitectura morisca de mampostería, que dibujó milenarios caminos colgados de barrancos que desafían la lógica. Aquí se vuelca sobre nosotros el peso de muchas horas de bicicleta, castigándonos con una interminable subida que habría de salvar 1.000 m. de desnivel en tan solo 11 kms. Pese a todo, acariciamos la posibilidad de culminar el proyecto, y esto nos espolea hacia la cumbre, donde nos esperan nuevos compañeros de Rutas MTB Murcia, jaleándonos como a auténticos héroes tras 12 largas horas, y más de 50.000 revoluciones en nuestros pedales.
Desde aquí, 12 kms. más de una tremenda bajada, nos llevó al precioso pueblo serrano de Ricote, meta de la ruta. La Irongoat, un sueño gestado en las alturas, se había hecho realidad.
Última edición por Quiyo el 12 Abr 2012, 21:52, editado 1 vez en total.
Socio 53. Cientosesentaycinquero e Irongoatero