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A diferencia de otros años, esta temporada tanto calendario como los retos que había sobre la mesa nos obligan a realizar la primera travesía del año en Febrero y aunque el país elegido es Marruecos y el reto cruzar el Atlas para alcanzar el Sahara no será precisamente si calor característico el que nos acompañe.
Con esta tesitura salimos ayer dirección Barcelona para volar a la milenaria ciudad de Fez donde daría comienzo nuestra aventura. Partimos ya con cierta experiencia y los trámites hasta pisar territorio marroquí salen según lo esperado. Otra cosa es una vez allí donde el caos y desorden nos reciben con los brazos abiertos hasta el punto de vernos sin darnos cuenta en un taxi ilegal mercedes con más años que el hilo negro y nuestras bicis amarradas en el maletero con una cuerda. La intención era llegar al primer núcleo urbano donde prepararíamos todo el material y negociaríamos con algún lugareño la guarda y custodia de las cajas de embalaje hasta nuestra vuelta.
Y así, entre cientos de miradas curiosas ponemos todo apunto y comenzamos la marcha en dirección sur para cubrir los primeros 87 kms y 1600m+ que nos servirían de toma de contacto con este peculiar país.
En su primer tramo el paisaje lo formarían bastas extensiones donde la agricultura y ganadería se muestran como el motor económico de las distintas ponlaciones que las salpican. Bhalil, Sefro o Imouzzer son algunas de ellas donde se observa una mayor afluencia de gente aunque no de su actividad ya que todo el mundo no parece tener nada mejor que hacer que ver pasar el tiempo. Es alucinante como infinidad de niños salen a la carretera a animarnos y más alucinante aún es la falta que tienen. En Imoizzer kandar, lugar elegido para comer ha tenido lugar la anécdota del día, que lamentablemente se quedará grabada a fuego en mi mente para siempre. Mientras comíamos una vez más un grupo de niños se han acercado a la mesa. No era curiosidad lo que tenían, era hambre pura y dura. Señalaban nuestra comida, que no hemos dudado en ofrecerles rápidamente. En una bolsa vieja han mezclado todo lo que había sobre la mesa mientras daban las gracias con esa carita baja llena de mocos. Parece mentira lo ajenos que vivimos a la situación de gran parte de un planeta en el que vivimos bajo el lema de "Salvese quien pueda"
Con la tristeza y el frío metidos en el cuerpo hemos continuado la marcha cruzando la reserva de caza de Ifrane donde el lago Aoua a guiado nuestras pedaladas. La tranquilidad duraría poco ya que vamos con retraso y decidimos cruzar el parque por una carretera comarcal más directa donde el típico control policial que hemos encontrado en el cruce ha sido lo único decente en varios kms de asfalto lamentable y conducción camicace. Finalmente y con la tarde bien entrada llegamos a Ifrane, ciudad en auge donde se observa un poder adquisitivo muy por encima del resto. El palacio real vacacional y las pistas de ski dan una idea de lo que hemos visto. Desde allí hasta Azrou hemos tomado una rápida carretera entre montañas llenas de neveros que gracias a su porcentaje descendente hemos tardado poco en recorrer ganándole la partida a la noche y al frío que nos acechaban de manera inminente. Mañana será otra historia...
A diferencia de otros años, esta temporada tanto calendario como los retos que había sobre la mesa nos obligan a realizar la primera travesía del año en Febrero y aunque el país elegido es Marruecos y el reto cruzar el Atlas para alcanzar el Sahara no será precisamente si calor característico el que nos acompañe.
Con esta tesitura salimos ayer dirección Barcelona para volar a la milenaria ciudad de Fez donde daría comienzo nuestra aventura. Partimos ya con cierta experiencia y los trámites hasta pisar territorio marroquí salen según lo esperado. Otra cosa es una vez allí donde el caos y desorden nos reciben con los brazos abiertos hasta el punto de vernos sin darnos cuenta en un taxi ilegal mercedes con más años que el hilo negro y nuestras bicis amarradas en el maletero con una cuerda. La intención era llegar al primer núcleo urbano donde prepararíamos todo el material y negociaríamos con algún lugareño la guarda y custodia de las cajas de embalaje hasta nuestra vuelta.
Y así, entre cientos de miradas curiosas ponemos todo apunto y comenzamos la marcha en dirección sur para cubrir los primeros 87 kms y 1600m+ que nos servirían de toma de contacto con este peculiar país.
En su primer tramo el paisaje lo formarían bastas extensiones donde la agricultura y ganadería se muestran como el motor económico de las distintas ponlaciones que las salpican. Bhalil, Sefro o Imouzzer son algunas de ellas donde se observa una mayor afluencia de gente aunque no de su actividad ya que todo el mundo no parece tener nada mejor que hacer que ver pasar el tiempo. Es alucinante como infinidad de niños salen a la carretera a animarnos y más alucinante aún es la falta que tienen. En Imoizzer kandar, lugar elegido para comer ha tenido lugar la anécdota del día, que lamentablemente se quedará grabada a fuego en mi mente para siempre. Mientras comíamos una vez más un grupo de niños se han acercado a la mesa. No era curiosidad lo que tenían, era hambre pura y dura. Señalaban nuestra comida, que no hemos dudado en ofrecerles rápidamente. En una bolsa vieja han mezclado todo lo que había sobre la mesa mientras daban las gracias con esa carita baja llena de mocos. Parece mentira lo ajenos que vivimos a la situación de gran parte de un planeta en el que vivimos bajo el lema de "Salvese quien pueda"
Con la tristeza y el frío metidos en el cuerpo hemos continuado la marcha cruzando la reserva de caza de Ifrane donde el lago Aoua a guiado nuestras pedaladas. La tranquilidad duraría poco ya que vamos con retraso y decidimos cruzar el parque por una carretera comarcal más directa donde el típico control policial que hemos encontrado en el cruce ha sido lo único decente en varios kms de asfalto lamentable y conducción camicace. Finalmente y con la tarde bien entrada llegamos a Ifrane, ciudad en auge donde se observa un poder adquisitivo muy por encima del resto. El palacio real vacacional y las pistas de ski dan una idea de lo que hemos visto. Desde allí hasta Azrou hemos tomado una rápida carretera entre montañas llenas de neveros que gracias a su porcentaje descendente hemos tardado poco en recorrer ganándole la partida a la noche y al frío que nos acechaban de manera inminente. Mañana será otra historia...