Puffff, la imágenes y las breves crónicas (no hay tiempo ni fuerzas para más) no son ni la punta del iceberg.
Están viviendo situaciones alucinantes, y lo peor en mi opinión, es que con tanto tute seguido no da tiempo a procesar y almacenar la información y recuerdos.
Hace un par de días, en una de las jornadas en las que perdieron casi 3 horas pateando sobre la nieve, tuvieron que adaptar la ruta teórica a la realidad sin poder llegar a la población que tenían prevista, y por tanto debiendo encontrar un poblacho en el que pedir cobijo en alguna casa y alimentarse con lo que pudieran (nada de pasta al terminar una etapa maratón, ni fruta de la que te gusta, ni batido de proteínas o carbohidratos, etc.), les pasó lo siguiente:
Bajando de las montañas y con un poblacho a la vista, les sale al paso por el camino un lugareño que trata insistententemente de "hacerse amigo" de ellos y explicarles entre árabe y francés que tiene una casa de huéspedes donde pueden descansar y cenar.
Lo más curioso es que el tío les dice que les estaba esperando, que lo tiene todo preparado para ellos, y no les deja respirar hasta que acceden a seguirle y ver de qué va la cosa.
Aunque sin ducha ni tigre, al final terminó siendo su ángel de la guarda, les alojó, preparó cena y desayuno más orientación y guía para los pasos de montaña del día siguiente.
Todo ello por el desorbitado precio de 12 €uros por persona, que cuando estás en una de esas, serías capaz de cambiar a tu querida suegra por un catre y un plato de comida.
Ah!, y lo de que les estaba esperando era cierto.
Desde las montañas, uno de los pastores le llamó por el móvil (cágate lorito) para decirle que iban hacia el pueblo dos ciclistas atravesando la nieve, que seguro necesitarían alojamiento.
No habrá papel higiénico ni agua corriente, pero los móviles no faltan ni en los parajes más insospechados...
Crónica de Nako sobre la etapa de ayer, martes:
<TA5> Boulmane - Nkob
Sin darnos cuenta sumamos otro día más en nuestra travesía y solo cuando repasamos los mapas turísticos de cada alojamiento parece que asimilamos lo que llevamos en el lomo.
De aquí en adelante el recorrido nos irá dando tregua aunque a buen seguro que algo nos encontraremos a nuestra entrada al desierto.
Dejamos Boulmane más tarde de lo normal, hoy no hay prisa, aunque tenemos un hueso duro de roer sabemos que llegaremos con margen de sobra.
Mientras doy mis primeras pedaladas no me quito de la cabeza la imagen de la mujer del servicio de habitaciones mudando las camas con su bebe enganchado en el fular, esta claro que aquí la vida lleva otro ritmo distinto al que nosotros estamos acostumbrados.
La etapa de hoy ha tenido dos partes bien diferenciadas.
Primero nos veremos obligados a tomar durante 10 kms la peligrosa carretera que ayer tratamos de esquivar y que nos sacaría de la ciudad junto al valle de las rosas y después seguiríamos el track valle abajo hasta Nkob, la ciudad de las kasbas.
Como aquí no hay día que nos escapemos, para llegar de un lado a otro tendríamos que remontar el Jbel Shagro, una tremenda mole de suaves formas en su cara norte y un caos de roca en la sur por donde serpentea la fracturada pista que cruza esta última puerta de entrada al Sahara.
Aunque no dejamos de ascender en ningún momento, los primeros kilómetros son bastante cómodos, circunstancia que aprovechamos para no sufrir muscularmente demasiado y llegar lo más frescos posible a pie de puerto.
Varias son las pistas que se enlazan entre las pocas casas que hay desperdigadas en esta extensa planicie.
Sus gentes parecen gozar de un nivel de vida mejor que el de sus vecinos del norte y todos trabajan pastoreando, recogiendo hierbas para hacer especias o fabricando ladrillos artesanalmente.
También se observa un mayor influencia religiosa en su vestimenta, además de ser mucho más escurridizos en el trato.
Tras coronar el primer puerto del día que nos hace ir subiendo piñones según llegamos a su cumbre, relajamos levemente en la corta bajada y llegamos a una intersección en la que tomamos dirección oeste, que como no podía ser de otra manera es la más exigente.
Pronto empieza a aumentar el porcentaje de sus rampas y la cosa empieza a ponerse sería con el añadido de la omnipresente nieve que una vez más hace acto de presencia con la suficiente intensidad como para convertir el camino en un lodazal.
Llegado el medio día conseguis alcanzar los 2400m abriendose ante nosotros un paisaje nuevo, parece como si de otro viaje se tratara.
Estamos en la cima del Shagro y no encontramos mejor lugar que este para descansar mientras llenamos barriga y pupilas al mismo tiempo.
Sin poder dejar de mirar hacia abajo comenzamos un tremendo descenso en picado a través de un interminable pedregal que nos llevara más de una hora superar y que agotara nuestros brazos casi tanto como las piernas.
Poco a poco volvemos a la horizontalidad y la trialera se convierte en una pista comida por la arena en algunos momentos.
Este detalle y el viento caliente que nos da en la cara nos avisa que cada vez estamos más cerca del desierto.
De los 100 kms de hoy sólo restaría coger uno de los verdes valles que llevan a Nkob y que tan cuidadosa mente cuidan sus gentes como si de un jardín se tratase.
Al igual que en la mañana decenas de pistas se cruzan sin rumbo fijo.
Ante tal laberinto optamos por salir del track y confiar a la suerte nuestra llegada a la ciudad.
En uno de esos dudosos quiebros encontramos a un anciano tirando de una burra que nos pide agua a lo lejos, aún le quedan 20 kms, esta totalmente deshidratado y muy probablemente se le haga de noche.
A sabiendas que nosotros si llegaríamos, le damos nuestro agua que agradece una y otra vez agitando las manos.
Ya en la ciudad, a la sombra del adobe seriamos nosotros los que saciariamos nuestra sed celebrando la sexta llegada con éxito antes de buscar una kasba donde pasar la noche.
Mañana arena y más arena..
Nota del "enlace":
Hoy miércoles tienen 130 km. de desierto por delante, mínimo desnivel y soledad absoluta, y mañana jueves terminan con otros 90 km. en Merzouga.
Os sugiero entrar en Google Earth y mirar dónde está esa "población" y lo que la rodea.
Están viviendo situaciones alucinantes, y lo peor en mi opinión, es que con tanto tute seguido no da tiempo a procesar y almacenar la información y recuerdos.
Hace un par de días, en una de las jornadas en las que perdieron casi 3 horas pateando sobre la nieve, tuvieron que adaptar la ruta teórica a la realidad sin poder llegar a la población que tenían prevista, y por tanto debiendo encontrar un poblacho en el que pedir cobijo en alguna casa y alimentarse con lo que pudieran (nada de pasta al terminar una etapa maratón, ni fruta de la que te gusta, ni batido de proteínas o carbohidratos, etc.), les pasó lo siguiente:
Bajando de las montañas y con un poblacho a la vista, les sale al paso por el camino un lugareño que trata insistententemente de "hacerse amigo" de ellos y explicarles entre árabe y francés que tiene una casa de huéspedes donde pueden descansar y cenar.
Lo más curioso es que el tío les dice que les estaba esperando, que lo tiene todo preparado para ellos, y no les deja respirar hasta que acceden a seguirle y ver de qué va la cosa.
Aunque sin ducha ni tigre, al final terminó siendo su ángel de la guarda, les alojó, preparó cena y desayuno más orientación y guía para los pasos de montaña del día siguiente.
Todo ello por el desorbitado precio de 12 €uros por persona, que cuando estás en una de esas, serías capaz de cambiar a tu querida suegra por un catre y un plato de comida.
Ah!, y lo de que les estaba esperando era cierto.
Desde las montañas, uno de los pastores le llamó por el móvil (cágate lorito) para decirle que iban hacia el pueblo dos ciclistas atravesando la nieve, que seguro necesitarían alojamiento.
No habrá papel higiénico ni agua corriente, pero los móviles no faltan ni en los parajes más insospechados...
Crónica de Nako sobre la etapa de ayer, martes:
<TA5> Boulmane - Nkob
Sin darnos cuenta sumamos otro día más en nuestra travesía y solo cuando repasamos los mapas turísticos de cada alojamiento parece que asimilamos lo que llevamos en el lomo.
De aquí en adelante el recorrido nos irá dando tregua aunque a buen seguro que algo nos encontraremos a nuestra entrada al desierto.
Dejamos Boulmane más tarde de lo normal, hoy no hay prisa, aunque tenemos un hueso duro de roer sabemos que llegaremos con margen de sobra.
Mientras doy mis primeras pedaladas no me quito de la cabeza la imagen de la mujer del servicio de habitaciones mudando las camas con su bebe enganchado en el fular, esta claro que aquí la vida lleva otro ritmo distinto al que nosotros estamos acostumbrados.
La etapa de hoy ha tenido dos partes bien diferenciadas.
Primero nos veremos obligados a tomar durante 10 kms la peligrosa carretera que ayer tratamos de esquivar y que nos sacaría de la ciudad junto al valle de las rosas y después seguiríamos el track valle abajo hasta Nkob, la ciudad de las kasbas.
Como aquí no hay día que nos escapemos, para llegar de un lado a otro tendríamos que remontar el Jbel Shagro, una tremenda mole de suaves formas en su cara norte y un caos de roca en la sur por donde serpentea la fracturada pista que cruza esta última puerta de entrada al Sahara.
Aunque no dejamos de ascender en ningún momento, los primeros kilómetros son bastante cómodos, circunstancia que aprovechamos para no sufrir muscularmente demasiado y llegar lo más frescos posible a pie de puerto.
Varias son las pistas que se enlazan entre las pocas casas que hay desperdigadas en esta extensa planicie.
Sus gentes parecen gozar de un nivel de vida mejor que el de sus vecinos del norte y todos trabajan pastoreando, recogiendo hierbas para hacer especias o fabricando ladrillos artesanalmente.
También se observa un mayor influencia religiosa en su vestimenta, además de ser mucho más escurridizos en el trato.
Tras coronar el primer puerto del día que nos hace ir subiendo piñones según llegamos a su cumbre, relajamos levemente en la corta bajada y llegamos a una intersección en la que tomamos dirección oeste, que como no podía ser de otra manera es la más exigente.
Pronto empieza a aumentar el porcentaje de sus rampas y la cosa empieza a ponerse sería con el añadido de la omnipresente nieve que una vez más hace acto de presencia con la suficiente intensidad como para convertir el camino en un lodazal.
Llegado el medio día conseguis alcanzar los 2400m abriendose ante nosotros un paisaje nuevo, parece como si de otro viaje se tratara.
Estamos en la cima del Shagro y no encontramos mejor lugar que este para descansar mientras llenamos barriga y pupilas al mismo tiempo.
Sin poder dejar de mirar hacia abajo comenzamos un tremendo descenso en picado a través de un interminable pedregal que nos llevara más de una hora superar y que agotara nuestros brazos casi tanto como las piernas.
Poco a poco volvemos a la horizontalidad y la trialera se convierte en una pista comida por la arena en algunos momentos.
Este detalle y el viento caliente que nos da en la cara nos avisa que cada vez estamos más cerca del desierto.
De los 100 kms de hoy sólo restaría coger uno de los verdes valles que llevan a Nkob y que tan cuidadosa mente cuidan sus gentes como si de un jardín se tratase.
Al igual que en la mañana decenas de pistas se cruzan sin rumbo fijo.
Ante tal laberinto optamos por salir del track y confiar a la suerte nuestra llegada a la ciudad.
En uno de esos dudosos quiebros encontramos a un anciano tirando de una burra que nos pide agua a lo lejos, aún le quedan 20 kms, esta totalmente deshidratado y muy probablemente se le haga de noche.
A sabiendas que nosotros si llegaríamos, le damos nuestro agua que agradece una y otra vez agitando las manos.
Ya en la ciudad, a la sombra del adobe seriamos nosotros los que saciariamos nuestra sed celebrando la sexta llegada con éxito antes de buscar una kasba donde pasar la noche.
Mañana arena y más arena..
Nota del "enlace":
Hoy miércoles tienen 130 km. de desierto por delante, mínimo desnivel y soledad absoluta, y mañana jueves terminan con otros 90 km. en Merzouga.
Os sugiero entrar en Google Earth y mirar dónde está esa "población" y lo que la rodea.
Algunos sienten la lluvia. Otros simplemente se mojan.