Salida de las de antes, por la Cañada Hermosa.
Paisaje modesto y en apariencia poco atractivo, que sin embargo guarda el raro encanto de lo añejo.
Lugares donde apenas ha pasado el tiempo. Casas con árbol, palmera, pozo y perro, que siguen tal y como estaban hace 50 años, pese a estar ya cerca las autovías y otras pegas de la modernez.
Al pasar junto a una nave agrícola, donde recordábamos un perraco enfurecido a nuestro paso (suerte que corría la banda atado a una larguísima cadena) descubrimos, felices, que allí estaba aún! Pero se limitó a alzar lacónicamente un ojo a nuestro paso. Quizá nos reconoció y nos quiso dar a entender que los años le han obligado a tomarse las cosas con más tranquilidad, como a nosotros.
El viento quiso saludar el regreso del Tío Paco, que se hizo acompañar, o por lo menos no tuvo más remedio, por lo más selecto y granado de la sección del club llamada "de los limoneros": el Comi, Reclutapatoso y Pepegar
Paco estrenaba un pepino comprado a buen precio: una Scott doble que hace unos años alguien se dejaría una pasta para conseguir. Y sus botas azules relucían al sol del otoño. Estoy seguro, y espero, que en verano llevarán muchísimos kilómetros!
Una mañana ganada!
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