Si lees esto para saber cómo ha sido la salida de hoy, imagina que organizas un viaje a Eurodisney, con la familia. Sabes que vas a disfrutar de todo lo que has visto y te han contado. A cambio, eso seguro, habrá que lidiar con un gentío entre largas colas de visitantes llegados desde los confines del mundo, atraídos por la promesa de un día espectacular. Exactamente como es tu caso.
Imagina ahora que llegas a la entrada y no hay nadie, está la puerta abierta de par en par, no hay un alma. Entras tímidamente, y todo funciona a pleno rendimiento, ¡Qué espectáculo!. Lo único extraño es que estás solo, no hay colas, todo está ahí, funcionando, sólo para ti.
De vez en cuando coincides con algún otro visitante, que disfruta como tu en solitario del parque de atracciones. Se agradece poder intercambiar un saludo cómplice, como si la situación fuese normal. Somos tipos con suerte, piensas: justo hemos venido hoy, el día en que nadie más ha planeado disfrutar de este sitio espectacular!
Pues eso justo hemos sentido Santiago y yo hoy en la Sierra de Ricote. Toda para nosotros, en su plenitud. El sol ha calentado tibiamente al principio, y el único acompañante que no queríamos que apareciera, el viento, apenas nos ha recordado que estaba por allí, con un SMS en el Collado del Moro, que hemos ignorado.
Desde la carretera hemos saludado al Castillo de Alcalá, ubicado en la cercana Puebla de Mula. El término Puebla viene de la llamada "Carta Puebla", documento por el que los nobles dueños de una fortaleza otorgaban privilegios a las familias, generalmente mudéjares, que quisieran afincarse y repoblar sus dominios. Pero eso es para otro dia que vengamos por aqui, hoy seguimos de largo en dirección a Yéchar.
El bar Cervantes es nuestro punto de salida. No sólo es una referencia fácilmente identificable, sino que está situado estratégicamente frente a la calle que nos llevará primero a la iglesia de la Purísima, y siguiendo su trazado nos indicará el camino de la sierra.
Dejamos atrás unas casitas diseminadas, una pedanía ricoteña que responde al bonito nombre de Patruena con 4 habitantes censados y llegamos a la Casa Forestal de la Solana. Tras esta, en mi memoria ascendía una pista rectilínea e infernal que no terminaba nunca, pero hoy la he hecho en plácida conversación (bueno, más bien disertación porque Saterres casi no hablaba). Debe ser por algún componente japonés de mi nueva bicicleta... es posible.
La cosa es que hemos llegado al Collado de las Amoladeras. En este paraje, si mi memoria geográfica no me falla, se instaló una pequeña placa conmemorativa en homenaje a nuestro amigo Pela, tristemente desaparecido hace unos años. Sin embargo, no la he encontrado. Buscaré en mis fotos el punto exacto y si es éste no descarto ponerme en contacto con los compañeros de salidas, y el club VBiciobike de Ceutí. No nos vamos a olvidar de Dani así de fácil!
En este collado iniciamos la vuelta circular a la Sierra de Ricote, en dirección al paraje del "derrumbe" y el Collado del Moro. Dejamos para otro dia la senda del Aguilucho, a nuestra derecha, e iniciamos por la umbría el camino hasta el Collado Linuesa, descartando también una fantástica bajada por la Senda de la Madera.
Por cierto, aunque la señalética de Red Natura 2000 parece que indica que está prohibido su descenso en bicicleta por las autoridades medioambientales, en el manual de buenas prácticas se pide que se "evite el descenso en bicicleta por sendas señalizadas" pero no hay una prohibición concreta de esta senda, si se va tranquilo y respetando el entorno y al resto de posibles usuarios de la senda.
En este collado salimos a una pista asfaltada, donde los indicadores nos indican 2'1 km al Pico de los Almeces, cima de esta Sierra con 1.123 m sobre el nivel del mar. Ya que estamos aqui, ¿no vamos a subir? Pues claro! Otra vez mi motorcito me envía un mensaje claro: me queda un 80% de positivismo y alegría!
Descendemos por la umbría, dejando atrás la famosa "perversa" para otro dia... tendremos la precaución de bajarla en lugar de subir por aqui. Salimos a la carretera que une Ricote con las llanuras del Cagitán y Cieza, para salir de nuevo por una pista de tierra hacia la Casa forestal de La Calera, donde paramos en un mirador a ver el precioso pueblo de Ricote
La pista forestal va paralela al Cajal, con el que se une en el Collado Blanco. Desde aquí, sólo unos pocos kilómetros nos devuelven al Collado de las Amoladeras, desandando el camino hasta Yéchar.
En tiempos en los que Murcia era un territorio recién recuperado por los ejércitos cristianos, hubo una rebelión de los pequeños reyezuelos mudéjares en las pricipales plazas, como Murcia, Cartagena, Elche, Villena o Moratalla. Cuando el emir murciano comprendió que tenía perdida la situación, ofreció vasallaje al entonces infante Alfonso para salvar su cuello, solicitando una manutención a cambio de su lealtad.
El que sería después Alfonso X, quizá con algo de mala leche, aceptó sus condiciones, si... pero asignándole como "castillo" una pequeña fortaleza o torre defensiva situada en el culo del mundo llamada Yusar (hoy Yéchar) que entonces parecería, como hoy, un lugar lo suficientemente apartado de cualquier influencia, y desde entonces recibiría el triste nombre de "rey de Yéchar", el último rey moro de Tudmir.
El destino es caprichoso, y esta mañana otoñal brindo en Yéchar con otro rey moro, mi amigo Saterres que lo es y muy destacado en las fiestas de moros y cristianos de Almoradí.
Y yo, con este careto de paysa aunque mis ocho apellidos sean cristianos como García, Martínez o Castillo y Andreu, brindo también por un japonés al que le dió por fabricar cosas, un tal Yamaha, sin imaginarse que su marca de pianos de pared iba a transformar para mi las infernales cuestas de la Sierra de Ricote en un bonito Parque de Atraciones!!!
Otro dia ganado.